Partido Bandera Roja

Saludos bienvenidos tod@s al blog del Regional Lara Argimiro Gabaldón del Partid Bander Roj (BR) que lucha y trabaja por la Unidad el Progreso y la Soberanía en Venezuela

jueves, 21 de julio de 2011

De la servidumbre moderna

De la servidumbre moderna
De la servidumbre moderna (2009) es un documental de Jean-François Brient sobre el sistema totalitario mercantil en el que nos encontramos sometidos. La película disipa los engranajes y funcionamiento de la democracia liberal, que es el modelo dominante del mundo occidental y que no tiene nada que envidiar a los sistemas totalitarios que parecen criticar... Una pequeña lección, pero con olor a verdad y realismo. Este pequeno documental, 52 minutos, fue realizado sin ninguna preocupación por la propiedad intelectual y derechos de autor, es totalmente gratuito y de uso libre.

En estos tiempos de críticas fallidas y anti-revolucionarias al estilo Zeitgeist y "verdades incomodas" (al estilo Al Gore), he visto un nuevo film que apenas comienza a circular por internet: "De la servidumbre moderna", un golpe muy acertado a la cara de esta sociedad.

Fragmentos malversados de películas y documentales forman la totalidad, sobre las cuales se esbozan críticas al urbanismo, la mercancía, el trabajo asalariado, el parlamentarismo, la alimentación, el ocio... en definitiva: la sociedad mercantil totalitaria, como llama el autor a este mundo.

Para discutir la propuesta final de si la democracia directa y la autogestión de las fábricas son las bases del nuevo mundo, ya que no se condice con las críticas anteriores. Lo negativo del sistema actual no se soluciona por quien lo gestiona, sino por su contenido anti-humano. 


Enlace
http://www.delaservitudemoderne.org/index.html

Duración: 52 min.
Idioma: Español
Director: Jean-François Brient
Año: 2009
Formato:
Sin copyrights. Se alienta a su difusión y a la destrucción de la propiedad intelectual.



Tiempos Modernos,

 Tiempos Modernos,
Es una de la películas de Chaplin, en esta se  refleja la gran crisis económica mundial que produjo la bolsa de Nueva York cuando se hundió, muchos trabajadores quedaron en paro y tuvieron que buscarse la vida como pudieron, sus viviendas eran auténticas chabolas, incluso peor,  fabricadas de cartón y hojalata, carecían de condiciones sanitarias, lo que conlleva la aparición de enfermedades, las personas que pudieron conservar su empleo se vieron favorecidas debido a los bajos precios. Muchos bancos quebraron. En los países aparecieron grupos políticos fascistas y totalitarios. Todo esto ayudó a crear el estadillo de la II Guerra Mundial.
      A pesar de que Chaplin niegue que su película no tenga un significado social, que él no sea comunista y que nunca ingresó en un partid ni organización política, podemos ver fácilmente que su película es claramente una crítica a todos los males que se hacían en los tiempos modernos, en esta revolución industrial con la crisis y sus consecuencias.
     Chaplin, conocido por su gran expresión corporal, es un personaje que alcanzó un gran éxito en el cine mudo, cuando se rodó la película era posible técnicamente poner voz, pero Chaplin decidió no hacerlo, quizá por qué pensó que con la utilización de las palabras perdería admiradores y predicamento,  pero sí introdujo una banda sonora.  En una de las escenas  aparece Charlot cantando una canción (es la única parte en la que oímos la voz del personaje) esto se debe a una burla, a una crítica que hace Chaplin hacia todas las películas parlantes, al cine sonoro, estas palabras son tomadas de varios idiomas diferentes.
       La película nos muestra la organización del trabajo durante la segunda revolución industrial (Charlot  en una fábrica de acero trabaja a un ritmo frenético en la cadena de montaje, por este motivo acaba perdiendo la razón) -> esta organización de trabajo recibe el nombre de FORDISMO, el trabajador se quedaba fijo en su puesto y trabajaba a toda velocidad a ritmo continuo impuesto por la cinta transportadora, adoctrinado por su labor diaria, muy rutinaria. En esta escena de la película Chaplin lanza una crítica al poder empresarial por la utilización de máquinas que sustituyen a  las manos de un trabajador, convierte a los propios trabajadores en máquinas, esto origina el malhumor y que los trabajadores se sientan desgraciados y no sean ellos mismos.
      Los obreros eran eso, simples obreros a los que el poder tenía poca consideración.
      Pese al dramatismo del contenido, la película es de carácter cómico.
     Chaplin en el año 49 fue acusado de comunismo y tuvo que exiliarse de EEUU y marcharse a vivir a Suiza; en una de las escenas de la película, Charlot se ve involucrado en una manifestación casualmente y es encarcelado al ser confundido por un líder comunista y a pensar que fue él el organizador de toda aquella revuelta.  Hace bastante referencia a su forma de pensar, pero  es ‘un quiero y no puedo  decir lo que pienso’  ya que podía suceder que le encarcelaran, como en el año 49 con aquella acusación.













Bajo Juárez

Bajo Juárez
Ante la impunidad.
Cineastas mexicanos acaban de estrenar un documental donde familiares de mujeres desaparecidas y asesinadas en Ciudad Juárez durante quince años, aportan un testimonio desgarrador del calvario que han sufrido ante la impunidad de esos crímenes.
“Bajo Juárez es una película que permite a los ciudadanos entender mejor qué está pasando y actuar en consecuencia”, sostuvo ayer la productora de la cinta, Vanessa Bauche, protagonista de Amores Perros (2000).
Los directores del film, Alejandra Sánchez y José Antonio Cordero, explicaron que el documental “conmueve” y “a través del dolor busca concienciar”.
El “motor” para rodar lo que comenzó como un cortometraje escolar en 2001 y que tardaron seis años en completar, fue “la gran indignación que provoca el enterarte que están siendo asesinadas mujeres y niñas de manera sistemática”, dijo Sánchez.
“Se habla de más de quinientas mujeres asesinadas desde 1993 en Ciudad Juárez y Chihuahua, 432 cuando nosotros terminamos el documental en 2006. Este año son 31, la semana pasada hubo otro caso, el de Perla Alejandra, una chica de 19 años asesinada en Chihuahua, y se habla de más de mil desaparecidas”, agregó.
Uno de los testimonios de la película es el de David Meza, quien vivía en Chiapas, sur de México, y cuando su prima Neyra desapareció en 2003 fue a Ciudad Juárez a pedir justicia y terminó siendo detenido y acusado del asesinato tras confesar bajo tortura, aunque tres años después quedó libre.
En el filme así ocurre con la mayoría de detenidos, que sólo lo son para desviar la atención de los verdaderos culpables, según los cineastas.
Cordero recordó que al final del mandato del anterior presidente de México, Vicente Fox, la fiscal especial María López Urbina aseguró que no había indicios de que el crimen organizado estuviera tras los asesinatos, lo que provocó “rabia e indignación”.
“Nuestra gran esperanza es (...) que el eco, el efecto dominó que se puede generar a partir de nuestra película, lleve la información al público, éste se conciencie y ate cabos entre el fenómeno de Ciudad Juárez y el de la ‘narcoviolencia’ que vivimos actualmente porque, no es que sean los mismos autores, pero la impunidad que permite que esto suceda es la misma y viene de nuestras autoridades”, dijo.
Tras la huella del asesino
La tesis en la que se apoya la película sostiene que “hay un grupo de hombres ricos y poderosos (...) que han cometido crímenes contra mujeres de manera sistemática, es decir, violaciones múltiples y asesinatos múltiples de mujeres”, y que siguen sin castigo.

“Yo de lo único que tengo miedo es de que esto siga sucediendo”, dijo Cordero, con quien coincidió la codirectora, enemiga del silencio y de la indiferencia de la sociedad ante los “feminicidios”.
Una de las protagonistas del filme es Norma Andrade, cuya hija Alejandra, de 16 años, fue secuestrada, violada y asesinada en 2001 en Ciudad Juárez.
La mujer, activista de la ONG Nuestras Hijas de Regreso a Casa, se quejó de que la gente, por temor, mire “para otro lado” y responsabilizó a la sociedad civil en parte de lo sucedido con estos crímenes que siguen ocurriendo.
“¡Hagan ruido para que las personas que están haciendo esto sepan que ya han sido descubiertas!” , instó, sin ocultar que tiene “miedo”.
Para Malú, otra de sus hijas, el Gobierno es responsable de que los crímenes en Ciudad Juárez sigan sucediendo y de que los crímenes contra las mujeres se estén dando en otros lugares de la República como en el Estado de México.
La joven agregó que también son responsables las autoridades de que los hombres piensen que pueden matar a cualquier mujer en Juárez porque allí “los homicidios a mujeres no son investigados”.



















LAS UVAS DE LA IRA


LAS UVAS DE LA IRA

 (THE GRAPES OF WRATH, 1940) John Ford
Basada en el libro de John Steinbeck del mismo título, Las uvas de la ira es uno de esos títulos de Estados Unidos que aparecen sucesivamente en las listas de mejores películas de todos los tiempos. Más allá de lo sostenido por lo que opinan los críticos de las más prestigiosas revistas, el film es una extraña alianza de proceso hacia la toma de conciencia del proletariado y defensa a ultranza de la familia. Esta curiosa contradicción de ideologías procede de un texto de base con objetivos progresistas llevado al cine por un director conservador

El primero de los elementos que destacan del film es su ciertamente novedosa búsqueda del realismo. Ya posee un mérito reseñable el hecho de que se reflejara en la pantalla una situación social e histórica con tan poco margen de diferencia cronológica. El mismo Steinbeck ya pretendía ese aspecto de urgencia respecto a dar fe del drama vivido por centenares de familias de los estados más castigados por los años de la depresión del 29, que hubieron de dejar sus tierras y emigrar a California, en busca de una aparente "tierra de las oportunidades". Pero la literatura no ha sido nunca un arte popular, al contrario que el cine, y sigue siendo llamativo aún hoy en día que la fábrica de sueños de Hollywod se atreviera a narrar una historia con tantos ecos de crítica social apenas diez años después. No parece casual que en Estados Unidos se extendieran al aire los ecos de la Segunda Guerra Mundial, de forma que la lucha contra todo aquello que aparentara estar cercano al comunismo tenía un pase temporal, mientras el enemigo se llamara Adolf Hitler.


Uvas de la Ira (1 de 4) from Piaractus on Vimeo.


Uvas de la Ira (2 de 4) from Piaractus on Vimeo.


Uvas de la Ira (3 de 4) from Piaractus on Vimeo.


Uvas de la Ira (4 de 4) from Piaractus on Vimeo.

Germinal


Germinal
Magnífica película basada en la obra del novelista Emilio Zola que nos sitúa en las luchas mantenidas por la clase obrera en Francia en plena industrialización del siglo XIX.
SINOPSIS: Etienne Lantier, un joven parado convertido en minero, inicia un verdadero descenso a los infiernos. En Montsou, al Norte, descubre la miseria, el alcoholismo, las relaciones sexuales sordidas, hombres indecentes como Chaval o generoso como Toussaint Maheu, toda una humanidad en sufrimiento condenada por el capital. Se compromete con la lucha socialista. Los sueldos bajan, de repente llega una inmensa huelga, acapadora y asesina. Pero algo brilla en medio de este fango: el amor que une a Etienne con Catherine. La huelga seá dominada por el ejército, pero Etienne se irá con la esperanza en el corazón de que toda esa sangre no se haya derramado inútilmente. (FILMAFFINITY)

Superproducción francesa -fue la película más cara hasta la fecha en dicho país, con un coste de 160 millones de francos- que obtuvo un gran éxito de crítica y público en Francia. (FILMAFFINITY).








































EL ORDEN CRIMIAL DEL MUNDO

EL  ORDEN  CRIMIAL  DEL  MUNDO

inopsis: Reportaje documental del programa "En Portada" realizado el 14/09/06 para Televisión Española,  en el que diversos intelectuales dan su opinión sobre lo que está pasando en la actualidad a nivel global: el modelo socio-económico impuesto que nos lleva a la autodestrucción, en una sociedad en la que para "los amos del gran capital" prima el beneficio material y que mira hacia otro lado a la hora de ayudar al tercer mundo a salir de la pobreza.

"El derecho a la Independencia, el derecho a la Soberania es hoy por hoy un lujo de los países poderosos, de los países ricos. Cuando los países pobres ejercen el Patriotismo, ese Patriotismo se convierte en Populismo o, peor todavía, en Terrorismo y constituye una amenaza para el mundo. Entonces nosotros no tenemos el derecho de defendernos, solo tenemos el derecho de aceptar lo que otros deciden por nosotros y esos otros son los que ejercen el Gobierno Mundial." Eduardo Galeano, periodista y escritor uruguayo.

Género: Reportaje documental
Dirección: Juan Antonio Sacaluga
Guión: Vicente Romero
Producción: RTVE
País: España
Año: 2006
Duración: 44 minutos



martes, 19 de julio de 2011

Historia de la guerra civil Española 1936-1939



Historia de la guerra civil Española 1936 - 1939
Saludos sobre la guerra civil española  hay mucho material disponible en interne pero no todo esta apegado a lo histórico o correcto.  Conseguí  dos materiales que considero  los mas cercanos a lo ocurrido en España durante la guerra civil. A continuación se los entrego.

INTRODUCCIÓN
La República Española se instituyó el 14 de abril de 1931. Sus pretensiones son las de modernizar y revitalizar la vida política y social del país cuyos males eran achacados por la mayoría de la opinión pública de aquel tiempo a la Monarquía. La República hereda un país atrasado en lo social y lo económico con unas tremendas tasas de analfabetismo y pobreza, unas condiciones laborales que rayaban la esclavitud muy especialmente en el campo donde los terratenientes ejercían el caciquismo y una omnipresente iglesia católica que gozaba de gran influencia pero cuyos planteamientos eran poco menos que medievales. Los republicanos convierten la erradicación de estos males en la verdadera razón de ser de la República. Nace en un contexto histórico mundial marcado por la crisis económica derivada del crack del la bolsa de Wall Street en EEUU y aunque las consecuencias de esta crisis no afectan a la economía española de forma determinante, esta crisis si determina la evolución política de sus vecinos europeos creando las bases para el triunfo de los totalitarismos especialmente en Alemania y en Italia (movimiento nazi y fascista). Asimismo en el otro extremo de Europa la revolución Soviética en Rusia se consolida resultando un atractivo polo de atracción para las clases proletarias del resto de los países Europeos ante las deficiencias sociales que hay en sus países agravadas por la crisis económica. Todo ello lleva una radicalización del espectro político que resulta especialmente dramático en el caso de la República Española y que años después se materializará en la Guerra Civil Española. Esta guerra supuso la dramática culminación de más de 200 años de historia y supone el acontecimiento más traumático de la historia contemporánea de España con repercusiones que llegan claramente a nuestros días, es la guerra civil más grande de Europa en el siglo XX y en su época compendió para el mundo occidental el enfrentamiento de la democracia, el fascismo y el comunismo. Sus repercusiones internacionales debido a estas características hicieron de ella la premonición de la guerra mundial que más tarde estallaría estando estas dos estrechamente relacionadas. Hay quien piensa, quizás con razón que fue la ultima guerra europea entre idealistas. En términos militares en ellas se experimentaron nuevas tácticas hasta entonces inéditas (tácticas acorazadas, bombardeos masivos, etc) siendo el campo de experimentación de la segunda guerra mundial.
   
DEFINICIÓN DE REPUBLICANOS

Las fuerzas republicanas recogían un amplio espectro político que iba desde los anarco-sindicalistas (CNT-FAI, confederación nacional del trabajo-federación anarquista ibérica), pasando por los comunistas PCE-PSUC así como diversas tendencias marxistas (POUM, trotskistas) socialistas y socialdemócratas (PSOE partid socialista obrero español su sindicato afín UGT) partidos republicanos de izquierdas (izquierda republicana y Ezquerra republicana de Catalunya ERC), partidos de centro de tendencia nacional (PNV partid nacionalista vasco) radicales (partid radical de Lerroux) y diversas tendencias de carácter progresista (Rabasaires y movimientos obreros campesinos).
Todos ellos tenían en común el apoyo a la República por un motivo y otro, así por ejemplo los anarquistas apoyaban por un sentido pragmático que no ideológico los radicales la apoyaron en su etapa parlamentaria aunque después no participaron en el esfuerzo de guerra y el PNV, por que con ello apoyaba su propia autonomía aún a pesar de ser un movimiento de carácter católico aliado con el resto de las fuerzas de la república que eran esencialmente anticlericales.

DEFINICIÓN DE NACIONALES

Bajo esta denominación han pasado a la historia una seria de fuerzas políticas que en un momento u otro y sobre todo durante la guerra civil se opusieron a la República. Aunque algunas de ellas participaran activamente en el juego parlamentario y político de la República antes de la guerra, su propósito final era la sustitución de la república por otro régimen monárquico (caso de la CEDA confederación española de derechos autónomos) o autoritario. Dentro de este grupo denominados los nacionales se encontraban altos mandos del ejercito sin ninguna ideología común propiamente dicha pero que eran contrarios a la República por un motivo u otro, algunos de estos militares estaban agrupados en al UME (unión militar española-grupo de militares de derechas).
Por otro lado dentro de esta definición entrarían asociaciones y movimientos campesinos de derechas principalmente en Castilla o en la entonces Castilla la vieja.
Los carlistas que en años anteriores habían protagonizado guerras civiles por cuestiones dinásticas aspiraban al retorno de una monarquía con Alfonso Carlos como rey en contraposición de la dinastía borbónica.
La falange, fundada en octubre de 1933, pretendía ser la versión española del partid fascista Italiano, más tarde se fusionó con la JONS (juntas de ofensiva nacional sindicalista), su fundador y líder era Jose Antonio Primo de Rivera. Los tradicionalistas también formaban parte de lo que junto con todos los anteriores vino a llamarse movimiento nacional, todos estos movimientos tuvieron una importancia más o menos significativa durante la República y la posterior guerra y en la mayoría de los casos fueron instrumentalizados por los militares en incluso obligados a fusionarse bajo denominación de Falange Española tradicionalista y de la JONS.

COMIENZO DE LA GUERRA CIVIL
Aunque para definir el conflicto se prefiere, sobre todo desde la década de 1960, la denominación “guerra civil”, ésta no fue la única utilizada por la reciente historiografía española o por los propios combatientes. También recibió otros nombres: movimiento nacional, cruzada, lucha antifascista y revolucionaria del pueblo español, entre otros. Son nombres todos ellos que ocultan el "enfrentamiento de dos entusiasmos" al que se refirió el historiador británico Raymond Carr. Esos nombres esconden dos concepciones en cierto modo ya presentes en los resultados de las elecciones celebradas en febrero de 1936 —que supusieron el triunfo, por un corto número de votos, de la coalición de izquierdas agrupada en el Frente Popular— y que se venían gestando desde la proclamación de la II República en abril de 1931. La "guerra de tinta", en expresión del historiador y diplomático español Salvador de Madariaga, fue desde el principio una guerra de propaganda con dos tipos de valoraciones propiciadas desde los dos bandos participantes en la contienda. La muy distinta versión informativa que expresaba un mismo periódico editado en ambas zonas —la cabecera del diario ABC, que aparecía al tiempo en el Madrid republicano y en la Sevilla dominada por los sublevados— puede servir como ejemplo de la ruptura o enfrentamiento nacional existente. Otro tanto cabe decir de las revistas culturales —antifascistas y azules, respectivamente— publicadas durante el trienio, sin olvidar las manifestaciones del teatro, del cine y del cartelismo, así como los símbolos, consignas y mensajes difundidos durante el conflicto y después de su conclusión.
 Desarrollo Militar
Desde el primer momento, el territorio nacional quedó dividido en dos zonas en función del éxito que obtuvieron los militares sublevados. Prácticamente se reproducía el mapa resultante de las elecciones de febrero de 1936; salvo casos aislados, los militares triunfaron en aquellas provincias donde fueron más votadas las candidaturas de derechas, mientras que fracasaron en aquellas donde la victoria electoral correspondió al Frente Popular. El “Alzamiento” (nombre dado por los rebeldes a su levantamiento contra el gobierno constitucional republicano) comenzó el 17 de julio en Melilla. Las unidades militares destacadas en Marruecos que no controlaba el gobierno republicano se hicieron pocas horas después con Tetuán y Ceuta. El general Francisco Franco partió el día 18 desde las islas Canarias hacia Tetuán, en una avioneta privada (Dragon Rapide). Ese mismo día se sublevaron los mandos militares de otras divisiones peninsulares; sin embargo, el levantamiento fracasó en las principales ciudades del país. Por otro lado, el 20 de julio de ese mismo año, recién comenzada la sublevación, falleció en accidente de aviación el que había sido designado por los conspiradores jefe de la rebelión, el general José Sanjurjo.
Desde el día 18, ni el gobierno ni los rebeldes controlaban la totalidad del país. En un principio, la sublevación dejó en manos de los rebeldes Galicia, Navarra, Álava, el oeste de Aragón, las islas Baleares (excepto Menorca) y las Canarias, así como la zona del protectorado español sobre Marruecos, buena parte del territorio de lo que hoy es la comunidad autónoma de Castilla y León, casi toda la provincia de Cáceres y algunas poblaciones de Andalucía. El gobierno republicano conservaba casi toda Andalucía, el País Vasco (salvo Álava), Asturias (excepto la ciudad de Oviedo) y Cataluña, así como la isla balear de Menorca y los territorios de las actuales comunidades autónomas de Cantabria, Castilla-La Mancha, Región de Murcia y la Comunidad Valenciana. Conforme avanzó la contienda, el poder republicano perdió zonas que, desde finales de marzo de 1939, pasaron íntegras a disposición del Ejército franquista.
De cualquier forma, el comienzo de la guerra estuvo vinculado al plan establecido previamente por los conspiradores en la primavera de 1936 y en el que participaron mandos militares —la antirrepublicana Unión Militar Española (UME) y la Junta de generales (de la que Emilio Mola era el coordinador)— monárquicos, tradicionalistas (carlistas) y otros sectores de extrema derecha. El asesinato de José Calvo Sotelo, líder del derechista Bloque Nacional y participante activo en la conspiración contra el gobierno, que tuvo lugar la noche del 12 al 13 de julio, fue el episodio previo al pronunciamiento militar.
Pronto pudo comprobarse que el plan conspirador había fracasado y que el pretendido pronunciamiento decimonónico se convertiría en una guerra larga y cruel de tres años. Durante este trienio las operaciones militares permitieron establecer un desarrollo cronológico, a partir del paso del estrecho de Gibraltar por las tropas del Ejército de África mandadas por el general Franco (julio-agosto de 1936), con tres fases principales. La primera muestra la importancia que ambos bandos otorgaron a la ocupación de Madrid, ciudad que, en consecuencia, pronto fue motivo de asedio por las tropas insurrectas (dando lugar a la conocida como batalla de Madrid). La estrategia de los sublevados, que pretendía acceder a la capital desde el norte y desde el sur, fracasó. Una acción importante en esta primera fase, que enseguida quedaría en el elenco de “mitos” de la contienda, fue la liberación de los rebeldes asediados en el Alcázar de Toledo (27 de septiembre de 1936), defendido por el coronel José Moscardó ante el acoso de las tropas republicanas. Contando con las fuerzas de África, así como con la ayuda alemana e italiana, Franco había avanzado previamente sobre Andalucía y conseguido ocupar en agosto las plazas de Mérida y Badajoz, enlazando de esta manera con los sublevados del norte a lo largo de la frontera portuguesa. Mola, a su vez, había logrado cortar la frontera francesa al ocupar Irún (Guipúzcoa) a principios de septiembre.
La segunda fase no abandonó la marcha sobre Madrid. Pero la batalla de Guadalajara (finales de marzo de 1937) se saldó con el éxito republicano, que tuvo presente el plan de ofensiva previsto por el general José Miaja contra las tropas enviadas por Italia. Los alzados decidieron entonces centrar sus principales operaciones en el norte. Con el apoyo decisivo de la aviación integrada en la Legión Cóndor alemana, que realizó una salvaje agresión a la localidad vizcaína de Guernica (26 de abril de 1937), las tropas rebeldes rompieron las defensas de Bilbao (el llamado “cinturón de hierro”) el 19 de junio de 1937, pocos días después del fallecimiento del general Mola en accidente de aviación. En agosto (un mes después de obtener la victoria en la batalla de Brunete), esas mismas tropas entraron en Santander y, en octubre, tomaron las ciudades asturianas de Gijón y Avilés, con lo que los rebeldes completaban la última etapa de la ocupación de la zona norte.
A partir de finales de 1937 comenzó la tercera fase. Los republicanos, siguiendo los planes del general Vicente Rojo, conquistaron en enero de 1938 Teruel, ciudad que no obstante perdieron al mes siguiente. En julio de ese año comenzó la dura y decisiva batalla del Ebro, en la que la derrota del Ejército republicano (noviembre de 1938) dejó despejada la ruta para el avance de los sublevados hacia Cataluña. En los últimos días de enero de 1939, las tropas franquistas se instalaron en Barcelona, para avanzar en fechas sucesivas hacia la frontera francesa y ocupar los pasos desde Puigcerdá hasta Portbou (Girona). La ofensiva final (febrero-marzo de 1939) tuvo por objeto quebrantar las posiciones republicanas todavía pendientes, situadas en la zona centro y en el sur peninsular. A principios de marzo de ese año fracasó el criterio de mantener la resistencia defendido por el presidente del gobierno republicano, Juan Negrín, debido a la creación en Madrid del Consejo Nacional de Defensa. Este organismo, que encabezó el jefe del Ejército del Centro, el coronel Segismundo Casado, destituyó a Negrín y procuró alcanzar una paz honrosa con el gobierno franquista de Burgos después de hacerse con el control de Madrid mediante un cruento enfrentamiento entre las propias tropas republicanas. Sin embargo, no prosperaron sus gestiones encaminadas a lograr una paz acordada. Las tropas franquistas entraron en Madrid el 28 de marzo. Tres días más tarde, el gobierno republicano perdió las últimas plazas todavía fieles. El 1 de abril la guerra había terminado, no así las represalias.
 DESARROLLO POLÍTICO DE LA CONTIENDA  
Si toda guerra reclama prestar atención a los “hechos de armas”, necesariamente conviene asimismo atender al entramado político que determinó las actuaciones de cada bando. Mucho más si, situados en el final del conflicto, tenemos en cuenta la agonía de la experiencia republicana y el proceso que se inició de forma inmediata tras el estallido de la guerra y que permitió la implantación de un nuevo Estado dirigido por el general Franco.
Por parte del gobierno republicano, la jefatura pasó sucesivamente de manos de José Giral (19 de julio de 1936) a Francisco Largo Caballero (5 de septiembre de 1936) y de éste a Juan Negrín (desde el 18 de mayo de 1937 hasta el final de la guerra) —los tres pertenecientes al Partid Socialista Obrero Español (PSOE)—, en lo que bien puede definirse como una pugna entre dos prioridades: desarrollar un proceso revolucionario o apostar por ganar la guerra primero.
Manuel Azaña, presidente de la República, sustituyó el 19 de julio de 1936 al presidente del gobierno Santiago Casares Quiroga por Diego Martínez Barrio, quien no llegó a jurar el cargo. No obstante, Azaña nombró ese mismo día a José Giral jefe del gabinete. Tan pronto como este último asumió las responsabilidades de gobierno, la autoridad del poder central se descompuso y se crearon numerosos poderes locales de carácter popular y espontáneo que generaron divisiones intensas y supusieron la pérdida de la unidad política e incluso militar en el ámbito republicano.
El debilitamiento de autoridad, al que aludiría el propio Azaña en su obra teatral La velada de Benicarló (1937), y los avances de las fuerzas rebeldes, explican el cambio de Giral por Francisco Largo Caballero (septiembre de 1936), que ejercía su prestigio y autoridad sobre los obreros principalmente desde la dirección de la Unión General de Trabajadores (UGT), el sindicato afín al PSOE. Largo Caballero hizo cuanto pudo por controlar la situación revolucionaria y formó un gobierno de concentración con presencia de socialistas, comunistas, una minoría de republicanos y nacionalistas vascos y catalanes. Dos meses después incorporó a militantes de la central obrera anarcosindicalista Confederación Nacional del Trabajo (CNT), cuya fuerza era destacada en Aragón, Cataluña y Valencia. Con todo, el enfrentamiento entre las dos tendencias ya aludidas (revolución o guerra) —y ello pese a que durante el gobierno de Largo Caballero mejoró la coordinación en el Ejército republicano— dio al traste con esta experiencia porque fue incapaz de hacer amainar las disputas entre las principales corrientes políticas de la coalición gubernamental.
Azaña puso las riendas del gobierno en manos de Negrín (mayo de 1937), que pronto sería acusado de estar dominado por los comunistas. Negrín prescindió de inmediato de los anarcosindicalistas y orientó su gestión hacia la victoria militar; la revolución debía esperar. Pero los avatares bélicos desencadenaron una nueva crisis gubernamental en abril de 1938. Desde entonces, Negrín pasó a desempeñar también el cargo de ministro de la Defensa Nacional (anterior Ministerio de la Guerra), que venía ejerciendo el socialista Indalecio Prieto. Los “trece puntos de Negrín” (nombre por el cual fue conocido el acuerdo propuesto por el presidente del gobierno republicano a las fuerzas franquistas, como base de una posible negociación), promulgados el 1 de mayo de ese año, en un afán por restablecer una democracia consensuada sobre principios alejados del conflicto bélico, no consiguieron recomponer la unidad del Ejército republicano ni sostener el escaso apoyo internacional, debilitado a medida que se retiraban los voluntarios extranjeros que habían formado parte de las Brigadas Internacionales.
El éxito definitivo de la ofensiva franquista sobre Cataluña, a principios de febrero de 1939, impidió que dieran fruto las garantías que el gobierno republicano pedía de cara a la paz: independencia de España y rechazo de cualquier injerencia exterior, que el pueblo pudiera decidir libremente acerca del futuro del régimen, así como garantía de evitar persecuciones y represalias después de la guerra. Estas condiciones propuestas por Negrín en las Cortes reunidas el 1 de febrero de 1939 en Figueres (Girona) no fueron aceptadas por el gobierno de Burgos, que presumía concluir la guerra en breves días. En efecto, la reunión de las Cortes republicanas en Figueres fue la última que tuvo lugar en suelo español. Antes de esa fecha se celebraron reuniones de las Cortes en distintas sedes, dependiendo de las propias circunstancias militares de la contienda. Las primeras tuvieron lugar en Valencia (diciembre de 1936 y febrero y octubre de 1937), en tanto que las postreras se produjeron en distintas zonas del territorio catalán, tales como Montserrat (febrero de 1938), San Cugat del Vallés (septiembre de 1938) y Sabadell (octubre de 1938).
En lo que respecta a la zona sublevada (denominada “nacional” tanto por las propias fuerzas rebeldes como por la historiografía favorable a las mismas), se dictaron paulatinamente medidas políticas al compás de las acciones bélicas, que fueron aplicadas en los territorios ocupados desde el principio y en todos aquellos que se incorporaban tras los éxitos militares rebeldes. La primera y pronta medida adoptada por los insurrectos fue la creación en Burgos de la Junta de Defensa Nacional, el 24 de julio de 1936, que presidió el general Miguel Cabanellas por ser el militar más antiguo e integraron en calidad de vocales los generales Emilio Mola, Fidel Dávila, Andrés Saliquet, Miguel Ponte y los coroneles Fernando Moreno y Federico Montaner.
A finales de septiembre de ese año, la Junta de Defensa Nacional designó a Franco generalísimo de las fuerzas sublevadas (principal jefe militar de las mismas) y jefe del gobierno. Así, el 1 de octubre de 1936 se hizo oficial el acceso de Franco a la jefatura militar y política de quienes se autodenominaban “nacionales”, cargos a los que él mismo unió el de jefe del Estado. Esta medida tuvo su complemento en el llamado Decreto de Unificación (19 de abril de 1937), por medio del cual se creó Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (FET y de las JONS), única formación política legal del nuevo régimen —llamado “Movimiento Nacional” por sus partidarios— que fundía los núcleos falangistas y tradicionalistas (carlistas). Esa operación política agudizó las tensiones latentes entre los falangistas desde que, en noviembre de 1936, fuera ajusticiado por los republicanos José Antonio Primo de Rivera, fundador y jefe nacional de Falange Española. El nuevo jefe nacional falangista, Manuel Hedilla, se opuso al decreto unificador, por lo que fue arrestado junto con sus seguidores.
En enero de 1938 se formó el primer gobierno “nacional” presidido por Franco, tras la disolución de la Junta Técnica de Estado, que había sido creada en octubre de 1936 inicialmente como una entidad de apoyo gubernamental a la primigenia Junta de Defensa Nacional. El primer gobierno franquista estuvo compuesto tanto por militares como por figuras civiles falangistas, tradicionalistas y monárquicas. Entre sus miembros cabe destacar a los generales Francisco Gómez Jordana (vicepresidente del gobierno y ministro de Asuntos Exteriores), Severiano Martínez Anido (responsable del Ministerio de Orden Público) y Fidel Dávila (ministro de la Defensa Nacional), al ingeniero naval Juan Antonio Suances (encargado del Ministerio de Industria y Comercio), así como al abogado y cuñado de Franco Ramón Serrano Súñer (ministro de Interior y secretario del Consejo de Ministros), al notario y falangista Raimundo Fernández Cuesta (responsable del Ministerio de Agricultura) y al escritor y político monárquico Pedro Sainz Rodríguez. Asimismo, el 9 de marzo de 1938 se promulgó el Fuero del Trabajo, que acabada la guerra alcanzaría el rango de ley fundamental y, por tanto, entraría a formar parte del peculiar constitucionalismo propio del franquismo.

LA INTERNACIONALIZACIÓN DEL CONFLICTO
 Si bien es cierto que la guerra comenzó como un conflicto interno "nacido en suelo español y a la manera española" (en palabras de Salvador de Madariaga), no pudo mantenerse ajena al entorno internacional debido a sus propias raíces ideológicas. Ambos bandos reclamaron inmediatamente apoyos de otras potencias extranjeras, según el panorama existente en la alineación del mundo en la década de 1930, hasta el extremo de que algunos vieron en el conflicto un prólogo de un nuevo enfrentamiento mundial. Si no lo fue, al menos consiguió implicar a la mayoría de partidos políticos y potencias europeas. Hoy nadie pone en duda que la intervención extranjera contribuyó tanto a prolongar la contienda como al futuro del “Movimiento Nacional”. La primera fase de urgencia (julio-agosto de 1936) llevó, por un lado, al gabinete presidido por Giral a solicitar el auxilio del gobierno del Frente Popular francés (presidio por el socialista Léon Blum) y, por el otro, a los rebeldes a concretar el inicial apoyo prestado por Italia (gobernada por Benito Mussolini) y Alemania (con Adolf Hitler en el poder).
El Frente Popular español contó con el apoyo primigenio de Francia, Mexico y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Sin embargo, el temor del gobierno francés a crear una situación conflictiva en todo el continente frenó su ayuda y se acogió a la política de no intervención que, propugnada por el gobierno británico, asimismo acabaría aplicando la Sociedad de Naciones. Francia cerró su frontera a la entrada de material bélico destinado a cualquiera de los contendientes, con lo que en realidad perjudicó notablemente al gobierno republicano. Por su parte la URSS, gobernada por Iósiv Stalin, tras comprobar la participación activa y directa de italianos y alemanes, rechazó la política de no intervención. Su apoyo resultó fundamental en blindados, aviones y equipos de asesores militares. En tanto que los rebeldes recibieron aviones, armamento y combatientes de Italia y Alemania (valga como ejemplo la Legión Cóndor), así como la ayuda de los voluntarios portugueses, enviados por el gobierno encabezado por António de Oliveira Salazar, además de otras colaboraciones.
La LUFTWARE (fuerzas aéreas nazis) incorporó a sus tácticas las enseñanzas de la guerra y fueron empleadas con éxito en las primeras fases de la guerra mundial. Entre sus pilotos aprendieron el oficio en España grandes figuras como Adolf Galland y Werner Moelders.
Entre los auxilios recibidos por el gobierno republicano merecen recordarse las Brigadas Internacionales: la III Internacional (también conocida como Komintern) creó un comité internacional para organizar a sus miembros, que contó con la participación de los dirigentes comunistas Palmiro Togliatti y Josip Broz (Tito). Participaron en ellas voluntarios de distintos países movidos por sentimientos antifascistas, cuyo número es difícil de precisar (tal vez, unos 40.000) a causa de los relevos producidos en sus filas durante el transcurso de la guerra. El centro de reclutamiento estuvo en París y entre sus gestores cobró especial relieve el dirigente comunista francés André Marty. Los primeros brigadistas llegaron al puerto español de Alicante en octubre de 1936 para continuar hasta Albacete, en donde se formó la XI Brigada, que pronto participó en la batalla de Madrid. Su intervención al lado de la causa republicana duró hasta noviembre de 1938.
En medio de todo este proceso destacó de manera especial lo que se conoció como la política de no intervención asumida por la Sociedad de Naciones, que, en principio, suponía la prohibición de exportar cualquier material de guerra, sin más compromisos por parte de los gobiernos. En septiembre de 1936 nació en Londres el Comité de No Intervención, integrado por los embajadores residentes en la capital británica con el objeto de reducir el conflicto al ámbito nacional. Sin embargo, a la vista de las numerosas violaciones del compromiso, las medidas adoptadas por el Comité de No Intervención no resultaron efectivas y, desde luego, no impidieron que las potencias extranjeras apostaran por uno u otro contendiente, si bien la mayor beneficiada de la actitud de las democracias occidentales acabó siendo la causa franquista, auxiliada de forma reiterada por las potencias del Eje, resultando letal asimismo para el gobierno republicano.
Por lo que se refiere al apoyo soviético, la financiación de los suministros bélicos entregados al gobierno republicano se relacionó con las reservas del Banco de España. Dos terceras partes del oro guardado en el banco nacional salieron hacia Moscú, en concepto de depósito primero, y como pago por aquellos suministros posteriormente. El famoso “oro de Moscú” sería un asunto controvertido y utilizado como propaganda por el gobierno franquista. Mientras éste recibió a crédito suministros alemanes e italianos, que fueron abonados en parte después de finalizar la guerra, el gobierno republicano agotó las reservas para pagar la ayuda soviética.
Estuvieron en España como asesores militares hombres que mas tarde fueron la elite del ejercito ruso en la II Guerra Mundial tales como Rodimsev, Paulov, Koniev, Malinowski Y Zukov.
CONSECUENCIAS BÉLICAS
 La principal consecuencia de la Guerra Civil española fue la gran cantidad de pérdidas humanas (tal vez más de medio millón), no todas ellas atribuibles a las acciones propiamente bélicas y sí muchas de ellas relacionadas con la violenta represión ejercida, si bien la represión en el lado franquista era patrocinada por las autoridades, en el lado republicano, respondía a la pasión popular mal interpretada. Asimismo la represión franquista no remitió al final de la guerra y continuó hasta los últimos días de la dictadura. Se puede considerar como consecuencia destacada el elevado número de exiliados producidos por el conflicto, algunas de cuyas principales figuras políticas constituyeron durante muchos años el gobierno republicano en el exilio.
Evidentemente además de las consecuencias humanas anteriormente descritas, la consecuencia politica es de una magnitud impresionante puesto que viene a significar el final de un periodo democrático jamás visto antes en este país para ser sustituido por una dictadura sangrienta y represiva, que se prolongará cerca de medio siglo. Esta dictadura además supondrá un freno a la cultura y la intelectualidad de este país.
En lo que respecta al aspecto económico, las consecuencias principales fueron la pérdida de reservas, la disminución de la población activa, la destrucción de infraestructuras viarias y fabriles, así como de viviendas —todo lo cual provocó una disminución de la producción—, y, en fin, el hundimiento parcial del nivel de renta. La mayoría de la población española hubo de padecer durante la contienda y, tras terminar ésta, a lo largo de las décadas de 1940 y 1950, los efectos del racionamiento y la privación de bienes de consumo.














jueves, 14 de julio de 2011

LA REVOLUCIÓN FRANCESA

La Revolución Francesa
El rígido régimen monárquico durante el reinado de Luis XIV (1643-1715), el descontento de las clases más bajas, el surgimientos de una clase burguesa cada vez más poderosa, la inmanejable deuda económica del Estado y la expansión de las nuevas ideas liberales que surgieron en esta época, conocidas como "La Ilustración" llevaron a que el 11 de julio de 1789 el pueblo de París, en su gran mayoría explotados por la nobleza, saturados de injusticia y hambre, se lanzara a las calles en abierta rebelión, poniendo en marcha la Revolución Francesa.
Las personas que participaron en la Revolución Francesa no sólo crearon un nuevo modelo de sociedad y estado, sino que difundieron un nuevo modo de pensamiento
Revolución francesa
"La Libertad guiando al pueblo", Eugene Delacroix.
Se conoce como Revolución francesa al proceso social y político ocurrido en Francia entre 1789 y 1799, cuyas principales consecuencias fueron:
— El derrocamiento de Luis XVI, perteneciente a la Casa real de los Borbones
— La abolición de la monarquía en Francia
— La proclamación de la Iª República
El mismo año de 1789, cuando los colonos norteamericanos publicaban su Constitución, estallaba la Revolución en Francia. Esta tuvo una repercusión tal, que se la considera como el inicio de la época Contemporánea.
Causas
Luis XVI, Rey de Francia. 
Las ácidas críticas de los escritores de la Ilustración al sistema político imperante; el descontento general ante el fracaso de la política exterior que obligó a entregar el Canadá a Inglaterra, y las aspiraciones de la alta burguesía a intervenir en el gobierno de la nación, prepararon un clima propicio a la revolución. Ella estalló al agudizarse la crisis económica que venía sufriendo el país desde el final de 1763.
Las causas más influyentes fueron:
— La incapacidad de las clases gobernantes (nobleza, clero y burguesía) para hacer frente a los problemas de Estado
— La indecisión de la monarquía
— Los excesivos impuestos que recaían sobre el campesinado
— El empobrecimiento de los trabajadores
— La agitación intelectual alentada por el Siglo de las Luces
— El ejemplo de la guerra de la Independencia estadounidense
Más de un siglo antes de que Luis XVI ascendiera al trono (1774), el Estado francés había sufrido periódicas crisis económicas motivadas por:
— Largas guerras emprendidas durante el reinado de Luis XIV
— Mala administración de los asuntos nacionales en el reinado de Luis XV
— Las cuantiosas pérdidas que acarreó la Guerra Francesa e India (1754-1763)
— El aumento de la deuda generado por los préstamos a las colonias británicas de Norteamérica durante la guerra de la Independencia estadounidense (1775-1783).
No tardaron en constituirse en toda Francia gobiernos provisionales locales y unidades de la milicia. El mando de la Guardia Nacional se le entregó al marqués de La Fayette, héroe de la guerra de la Independencia estadounidense. Luis XVI, incapaz de contener la corriente revolucionaria, ordenó a las tropas leales retirarse. Volvió a solicitar los servicios de Necker y legalizó oficialmente las medidas adoptadas por la Asamblea y los diversos gobiernos provisionales de las provincias.
María Antonieta y sus hijos. El temperamento frívolo de la reina concitó contra ella la animosidad del pueblo francés
En agosto de 1774, el rey nombró controlador general de Finanzas a Anne Robert Jacques Turgot, un hombre de ideas liberales que instituyó una política rigurosa en lo referente a los gastos del Estado. Sin embargo, la mayor parte de su política restrictiva fue abandonada al cabo de dos años y Turgot se vio obligado a dimitir por las presiones de la nobleza y el clero, apoyados por la reina, María Antonieta de Austria. Su sucesor, el financiero y político Jacques Necker, tampoco consiguió realizar grandes cambios antes de abandonar su cargo en 1781, debido asimismo a la oposición de los mismos grupos.
La censura quedó abolida durante la campaña y multitud de escritos que recogían las ideas de la Ilustración circularon por toda Francia. Necker, a quien el monarca había vuelto a nombrar interventor general de Finanzas en 1788, estaba de acuerdo con Luis XVI en que el número de representantes del tercer estado (el pueblo) en los Estados Generales fuera igual al del primer estado (el clero) y el segundo estado (la nobleza) juntos, pero ninguno de los dos llegó a establecer un método de votación.
A pesar de que los tres estados estaban de acuerdo en que la estabilidad de la nación requería una transformación fundamental de la situación, los antagonismos estamentales imposibilitaron la unidad de acción en los Estados Generales, que se reunieron en Versalles el 5 de mayo de 1789.
Las delegaciones que representaban a los estamentos privilegiados de la sociedad francesa se enfrentaron inmediatamente a la cámara rechazando los nuevos métodos de votación presentados.
El pueblo exigía la convocatoria de los Estados Generales (una asamblea de notables formada por representantes del clero, la nobleza y el tercer estado), cuya última reunión se había producido en 1614, y el rey Luis XVI accedió finalmente a celebrar unas elecciones nacionales en 1788

Las clases sociales que carecían de propiedades deseaban acceder al voto y liberarse de la miseria económica y social, y no tardaron en adoptar posiciones radicales. Este proceso, que se extendió rápidamente por toda Francia gracias a los clubes de los jacobinos, y de los cordeliers, adquirió gran impulso cuando se supo que María Antonieta estaba en constante comunicación con su hermano Leopoldo II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
La precipitación de los acontecimientos
Para solucionar los problemas económicos, el débil monarca Luis XVI convocó a los Estados Generales del Reino (una asamblea consultiva) que no se reunían desde 1614.
Esta convocatoria fue exigida por los "privilegiados" (clero y nobleza) quienes se negaban a pagar los tributos indispensables para conjurar la crisis económica. Los burgueses se aprovecharon de estas circunstancias y, ante la amenaza de la nobleza armada que pretendió mantener sus privilegios, movilizaron a toda la nación.
El pueblo salió a las calles de París y el 14 de julio de 1789, se apoderaron de la Bastilla. Esta prisión era el símbolo del absolutismo político y del régimen que se deseaba cambiar. En esta jornada, una muchedumbre de artesanos, obreros, tenderos, estudiantes y funcionarios se impusieron a las tropas reales.
El pueblo de París respondió con la insurrección ante estos actos de provocación; los disturbios comenzaron el 12 de julio, y las multitudes asaltaron y tomaron La Bastilla —una prisión real que simbolizaba el despotismo de los Borbones— el 14 de julio. 
Durante el transcurso de los diez años siguientes a estos acontecimientos, los ideales revolucionarios demostraron su fuerza. Se obtuvo la libertad política, la dictación de una Constitución que dividía los poderes del Estado para garantizar la libertad individual, para asegurar la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y para permitir la expresión de la soberanía popular mediante el sufragio.
A fin de defender sus conquistas ante la reacción de la nobleza que se alió con los monarcas extranjeros, los burgueses revolucionarios exaltaron el principio de la nacionalidad identificando a la Nación con el Estado. Al comienzo, nadie pensó que la conquista de la libertad desataría la violencia y la destrucción, pero así sucedió. No solamente el Rey fue guillotinado, también muchos protagonistas del proceso revolucionario se transformaron en sus víctimas.
En la Revolución francesa podemos distinguir cuatro etapas:
1.- La Asamblea Constituyente (1789-1791): formada por decisión de los miembros de la burguesía en el seno de la Asamblea de los Estados Generales convocados por el Rey; abolió los privilegios, sometió al clero al poder civil y secularizó sus bienes, ordenó la redacción de la "Declaración de los derechos del hombre", y estableció el imperio de la Constitución de 1791.
El rey se vio obligado a ceder ante la continua oposición a los decretos reales y la predisposición al amotinamiento del propio Ejército real. El 27 de junio ordenó a la nobleza y al clero que se unieran a la autoproclamada Asamblea Nacional Constituyente. Luis XVI cedió a las presiones de la reina María Antonieta y del conde de Artois (futuro rey de Francia con el nombre de Carlos X) y dio instrucciones para que varios regimientos extranjeros leales se concentraran en París y Versalles. Al mismo tiempo, Necker fue nuevamente destituido.

La Asamblea Nacional Constituyente comenzó su actividad movida por los desórdenes y disturbios que estaban produciéndose en las provincias (el periodo del "Gran Miedo"). El clero y la nobleza hubieron de renunciar a sus privilegios en la sesión celebrada durante la noche del 4 de agosto de 1789; la Asamblea aprobó una legislación por la que quedaba abolido el régimen feudal y señorial y se suprimía el diezmo, aunque se otorgaban compensaciones en ciertos casos. En otras leyes se prohibía la venta de cargos públicos y la exención tributaria de los estamentos privilegiados.
La burguesía en París, temerosa de que la muchedumbre de la ciudad aprovechara el derrumbamiento del antiguo sistema de gobierno y recurriera a la acción directa, se apresuró a establecer un gobierno provisional local y organizó una milicia popular, denominada oficialmente Guardia Nacional. El estandarte de los Borbones fue sustituido por la escarapela tricolor (azul, blanca y roja), símbolo de los revolucionarios que pasó a ser la bandera nacional.
La Fayette 
Junto con la Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano, los delegados formularon los ideales de la Revolución, sintetizados más tarde en tres principios, "Liberté, Égalité, Fraternité" ("Libertad, Igualdad, Fraternidad").
El 5 y el 6 de octubre, la población parisina, especialmente sus mujeres, marchó hacia Versalles y sitió el palacio real. Luis XVI y su familia fueron rescatados por La Fayette, quien les escoltó hasta París a petición del pueblo. Tras este suceso, algunos miembros conservadores de la Asamblea Constituyente, que acompañaron al rey a París, presentaron su dimisión.
2.- La Asamblea Legislativa (1791-1792): elegida por sufragio censitario y donde se impuso la tendencia republicana de los moderados girondinos y los extremistas jacobinos sobre los defensores de la monarquía; creó el ejército nacional para defender el proceso revolucionario contra los demás monarcas europeos, ya que los nobles que habían emigrado trataban de conseguir la ayuda de Prusia y Austria para restablecer el "Antiguo Régimen".
El 17 de julio de 1791 los sans-culottes (miembros de una tendencia revolucionaria radical que exigía la proclamación de la república) se reunieron en el Campo de Marte y exigieron que se depusiera al monarca. La Guardia Nacional abrió fuego contra los manifestantes y los dispersó siguiendo las órdenes de La Fayette, vinculado políticamente a los feuillants, un grupo formado por monárquicos moderados.
El rey fue privado de sus poderes durante un breve periodo, pero la mayoría moderada de la Asamblea Constituyente, que temía que se incrementaran los disturbios, restituyó a Luis XVI con la esperanza de frenar el ascenso del radicalismo y evitar una intervención de las potencias extranjeras.
El 14 de septiembre, el rey juró respetar la Constitución modificada. Dos semanas después, se disolvió la Asamblea Constituyente para dar paso a las elecciones sancionadas por la Constitución. Durante este tiempo, Leopoldo II y Federico Guillermo II, rey de Prusia, emitieron el 27 de agosto una declaración conjunta referente a Francia en la que se amenazaba veladamente con una intervención armada.
La Asamblea Legislativa, que comenzó sus sesiones el 1 de octubre de 1791, estaba formada por 750 miembros que no tenían experiencia alguna en la vida política, debido a que los propios integrantes de la Asamblea Constituyente habían votado en contra de su elegibilidad como diputados de la nueva cámara. Ésta se hallaba dividida en facciones divergentes.

El centro de la cámara acogía al grupo mayoritario, conocido como el Llano, que carecía de opiniones políticas definidas pero que se oponía unánimemente al sector radical que se sentaba en el ala izquierda, compuesto principalmente por los girondinos, que defendían la transformación de la monarquía constitucional en una república federal, un proyecto similar al de los montagnards (grupo que por ocupar la parte superior de la cámara, recibió el apelativo de La Montaña) integrados por los jacobinos y los cordeliers, que abogaban por la implantación de una república centralizada.
María Antonieta ante un Tribunal Revolucionario
Antes de que estas disensiones abrieran una profunda brecha en las relaciones entre los girondinos y los montagnards, el sector republicano de la Asamblea consiguió la aprobación de varios proyectos de ley importantes, entre los que se incluían severas medidas contra los miembros del clero que se negaran a jurar lealtad al nuevo régimen. Sin embargo, Luis XVI ejerció su derecho a veto sobre estos decretos, provocando así una crisis parlamentaria que llevó al poder a los girondinos.
A pesar de la oposición de los más destacados montagnards, el gabinete girondino, presidido por Jean Marie Roland de la Platière, adoptó una actitud beligerante hacia Federico Guillermo II y Francisco II, el nuevo emperador del Sacro Imperio Romano, que había sucedido a su padre, Leopoldo II, el 1 de marzo de 1792.
El deseo de entablar una guerra se extendió rápidamente entre los monárquicos, que confiaban en la derrota del gobierno revolucionario y en la restauración del Antiguo Régimen, y entre los girondinos, que anhelaban un triunfo definitivo sobre los sectores reaccionarios tanto en el interior como en el exterior. El 20 de abril de 1792 la Asamblea Legislativa declaró la guerra al Sacro Imperio Romano.
Marat, activista revolucionario, miembro de la Convención, contribuyó a la caída de los girondinos. 
3.- La Convención (1792-1795): que reclamó la República, dio muerte al monarca e impuso un régimen  de terror tal, que nadie se sentía seguro después del asesinato de Marat y la ejecución de Dantón, dos líderes revolucionarios. La Convención pretendió borrar todo vestigio del pasado, cambiando el calendario e introduciendo el culto a la diosa Razón; mas, la posición extremista de Robespierre unió a todas las fuerzas contra él y se le ajustició, junto a sus colaboradores que habían llevado la violencia al paroxismo mediante la implantación de ese régimen de terror.
Se impusieron importantes restricciones al poder de la Iglesia católica mediante una serie de artículos denominados Constitución civil del Clero:
— Confiscación de los bienes eclesiásticos
— Se permitió al Estado emitir un nuevo tipo de papel moneda, los asignados, garantizado por las tierras confiscadas
— Que los sacerdotes y obispos fueran elegidos por los votantes
— Recibieran una remuneración del Estado
— Prestaran un juramento de lealtad al Estado
— Que las órdenes monásticas fueran disueltas.


Toma de la Bastilla, 14 de julio de 1789. 
4.- El Directorio (1795-99): que fue un gobierno moderado y que, ante el peligro de un retorno de la reacción o de un rebrote del terror, acabó por ceder el poder a un joven general que se había distinguido por sus victorias contra los austríacos en Italia: Napoleón Bonaparte
Obra de Bonaparte
Este general dirigió y condujo la política francesa durante quince años. Las campañas militares de sus ejércitos difundieron los principios de la Revolución por todo el continente europeo.
Gracias al prestigio que le dieron sus campañas de Italia y de Egipto, pudo dar un exitoso golpe de Estado que le permitió derrocar al Directorio y crear el Consulado, en el cual asumió el cargo de Primer Cónsul. Tres años más tarde, se declaró cónsul único y vitalicio, y un decreto senatorial de 1804, ratificado por un plebiscito, lo proclamó "Emperador de los franceses".
Napoleón Bonaparte. 
La política internacional de Bonaparte estuvo dominada por sus ambiciones imperialistas que lo llevaron a intentar el dominio de Europa. Inglaterra organizó coaliciones para impedir el auge de un rival tan poderoso. El emperador impuso a los países sometidos "el bloqueo continental" para perjudicar los intereses económicos de los ingleses: nadie podría importar ni exportar mercaderías de Inglaterra. Para hacer respetar estas medidas, debió invadir Portugal, hecho que lo llevó a intervenir en España. El pueblo español se levantó contra el "usurpador", organizó guerrillas e infligió las primeras derrotas al ejército imperial (1808).
Para impedir la alianza anglo-rusa, Bonaparte emprendió personalmente la campaña contra el zar. A pesar de sus triunfos, tuvo que retirarse de Moscú. El invierno diezmó sus fuerzas y no le permitió sofocar los nuevos levantamientos de los pueblos sojuzgados. Sus enemigos lo derrotaron en Leipzig y lo enviaron a la isla Elba. Logró escapar y gobernar a Francia durante cien días. Derrotado en Waterloo, fue desterrado a la isla Santa Elena donde murió en 1821.
Bonaparte fue, a la vez, un héroe romántico, un hombre de acción y de rápidas decisiones y un revolucionario que consolidó los cambios exigidos por la burguesía al comienzo de la Revolución. Organizó el Estado creando un modelo que fue imitado por muchos países durante todo el siglo XIX. Entre otras medidas, ordenó la redacción del Código Civil, modernizó la administración pública, uniformó el sistema de pesos y medidas aplicando el sistema decimal, organizó la enseñanza fiscal (los liceos, dependientes del Estado, reemplazaron a los colegios de la iglesia) y adecuó la Universidad a las necesidades profesionales del país.
ESTALLA LA REVOLUCION
El pueblo de Paris  sale a las calles en abierta rebelión,. Ya que el 11 de julio de 1789, el reyLuis XVI , actuando bajo la influencia de los nobles conservadores al igual que la de su hermano, el  Conde DÀrtois, despidió al ministro Neker y ordenó la reconstrucción del Ministerio de Finanzas. Los habitantes parisinos interpretaron esta medida como un auto-golpe de la realeza. Se dice que los militares o parte de ellos se une al pueblo a luchar con el pueblo porque pensaban que podía sucedels algo en ese momento.
El 14 de julio el pueblo de París respaldó en las calles a sus representantes y ante el miedo de las tropas reales los llevaran a la cárcel , ellos , toman fortaleza de la Bastilla. Siendo esta el símbolo de absolutismo monárquico, pero al mismo tiempo fue el punto estratégico del plan de represión de Luis XVI, los cañosnes de este apuntaban directamenete a los obreros. Matan a gobernador de la prisión el Maruqes Bernard de Launay. Pero a esto, solo pudieon liberar a cuatro prisioneros. La Bastilla se convirtió en un potente símbolo de todo lo que resultaba despreciable en el antiguo régimen. El pueblo acusa al alcalde de traición, y lo matan de un balazo. Toman de furia , la cabeza del alcalde , Jacques de Flesselles y le quitan la cabeza enganchándola en un palo. Y esta es paseada por toda la ciudad. De auqi nace esta tradición de pasear las cabezas de los decapitados en una pica. Algo muy común durante la Revolucion.
La Revolución se fue extendiendo por ciudades y pueblos, creándose nuevos ayuntamientos. No existía otra autoridad que la Asamblea Nacional Constituyente. En cuanto a las cosas que son destruidas por el feudalismo, todo esto es destruidos, dejan de pagar impuestos y empiezan a crear nuevas leyes y a crear cambios.
La Grande Peur («el Gran Miedo»). El espíritu de poder se va extendiendo por Francia. Se queman títulos de tierra, siguen los ataques a los castillos y palacios. Y la revolución sigue expandiéndose
Bander  de  Francia  y  La  Marselleza
En este tema quisiera comentar que entre los atributos más grandes que se han logrado, destacan la bander de Francia y su bello himno nacional. Todo inicia cuando terminada la Revolución Francesa surge la República Francesa y para esto convocan a la Asamblea General que es la reunión de los Tres Estados Franceses: el Clero, la Nobleza, y el Estado Llano. Es con esto que cuando se reúnen se les conoce como Estados Generales; su bandera la crean y perdura hasta nuestros días tal y como la conocemos todos nosotros. En este caso los colores representativos se describen como: el azul representa al Estado Noble, el blanco representa al Clero y el rojo representa al Pueblo Llano o Tercer Estado (lo que en Francia se denomina estado, en España se conoce como estamento).
Entre las versiones existentes acerca de los colores de esta bander, es que el azul y el rojo son los colores de la bander de París y se le añadió el blanco en el medio en representación de Luis XVI, que era de la casa de los Borbones, cuya bander es blanca con tres flores de lis.
Otro símbolo de la Revolución francesa, aparte de la bander de Francia, es el gorro frigio (también llamado gorro de la libertad) el cual aparece en los Escudos Nacionales de Francia, Haití, Cuba, El Salvador, Nicaragua, Colombia, Bolivia, Paraguay y Argentina.
El himno nacional de Francia que es la llamada La Marselleza cuya letra y música son origen de Claude-Joseph Rouget de Lisle, capitán de ingenieros de la guarnición de Estrasburgo, se popularizó a tal punto que el 14 de julio de 1795 fue declarado Himno Nacional de Francia en vez de ser únicamente un canto de libertad. Originalmente se llamaba Chant de guerre pour l’armée du Rhin (Canto de guerra para el ejército del Rin), pero los voluntarios del general François Mireur que salieron de Marsella entraron a París el 30 de julio de 1792 cantando dicho himno como canción de marcha. Hoy en día es considerado uno de los himnos más hermosos del mundo.

Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles

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